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sábado, abril 04, 2015

Vino

Desde siempre se ha dicho que una copita de vino al día es algo saludable para el cuerpo, sobre todo a partir de cierta edad y por cuestiones cardiovasculares. El principal argumento científico es que evita la formación de depósitos en el sistema circulatorio que obstaculicen el flujo sanguíneo.

Todo además viene acompañado de ensayos experimentales. Nada de teoría. Tomaban poblaciones con consumo diario de una copa de vino y otras que no lo consumían. Los resultados eran concluyentes.

Digamos que es un avance científico agradable para aquéllos que solemos acompañar las cenas con un buen tinto; no todo iba a ser sacrificio en este proceloso mundo de mantenerse en forma y no envejecer apresuradamente.

Resulta, por desgracia, que un grupo de científicos hace una investigación en que pone en cuestión estas conclusiones utilizando el puro sentido común.

Los estudios que se habían realizado habían dejado de lado un factor importante: el consumo de vino tinto tiene una relación directa con el poder adquisitivo de la persona. Mayor consumo medio ante mayor renta salarial. El vino como elemento social que suele consumirse en mayor grado cuando se está comiendo fuera de casa, algo que se puede permitir con frecuencia sólo quien tiene capacidad económica para ello.

Es decir, los que consumen más vino tienen mayores recursos. No sólo para tomar vino, también para cuidarse, someterse a mayores chequeos médicos y tener más posibilidades de vigilar su salud. Incluso más conciencia corporal al tener acceso a informaciones más precisas, algo que suele venir relacionado con un más alto nivel cultural.

Conclusión: no es que haya menos riesgo cardiovascular por beber vino, sino que quienes beben vino son personas que pertenecen a círculos de la sociedad menos expuestos al desamparo sanitario.

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