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martes, marzo 03, 2015

Experimentos

A pesar de que tengo gente muy cercana, y querida, impuntual, es éste un rasgo del ser humano que me desespera; sobre todo cuando la cita es entre dos y no hay aviso de demora. El llegar tarde, a mi entender, implica egoísmo en el que lo practica, o cierta vanidad, desde el momento en que da más importancia al tiempo propio que al de la persona que pierde el suyo en esperar.

Pues resulta que puede ser que no.

Leo un artículo en el que se explica un experimento realizado con centenares de individuos, divididos a partes iguales entre puntuales e impuntuales. Los dejan en una habitación vacía, de uno en uno, sin reloj, y les piden que accionen una campana cuando consideren que haya pasado un minuto tras un primer sonido de bocina. Resulta que los que se autoconsideran puntuales detienen el reloj, de media, a los 59 segundos de haber oído el claxon, mientras que los que se reconocen impuntuales lo hacen a los 77 segundos.

Vaya. La ciencia demuestra que son víctimas de su propio sentido deformado del tiempo. Que llegan tarde no porque sean despistados, sino porque la vida pasa más lenta para ellos y que no avisan porque suelen creer llegar a buena hora abusando de su sexto sentido. No hay actitudes egoístas ni insolidarias, sólo un pequeño desfase en su reloj interno, lo que lleva a preguntarme cuántas de nuestras actitudes reprochables no son más que fruto de nuestro organismo imperfecto y no de la voluntad de seres inteligentes que se nos supone.

No es que ese tipo sea estúpido, es que padece úlcera de estómago. Que no, que no… que no es un nube negra, es que la dentadura oprime los músculos de sus mejillas. No exageres, su maldad no es tal, es que su cuerpo no es lo suficientemente alcalino.

Puede llegar un día en que la ciencia desmotive a la constancia, la cordura y el buen trato, porque todo sea producto de las hormonas y no haya malos comportamientos corregibles.

'No, de verdad, no es que sea tacaño. Lo hemos estudiado a fondo. Es que es lento encontrándose los bolsillos en las chaquetas'.


2 comentarios:

María dijo...

jajajaja, sí, todo tiene una explicación científica que escapa a nuestro control así que para qué vamos a preocuparnos más. Si el niño no es buen estudiante, seguramente el psicólogo le diagnosticará eso que se escucha tanto ahora, un TDA (con todos mis respetos a quien realmente lo padezca).Pero también puede ocurrir simplemente que, como dice mi madre, siempre ha habido niños listos y niños torpes y no ha pasado nada. Y la impuntualidad, para mi, es un TME, también llamado trastorno de mala educación.

rodrigle dijo...

Quizás ese artículo te enseñe a ser más tolerante de lo que crees serlo. No hay necesariamente malicia ni falta de respeto en la impuntualidad.
Aunque me reconozco entre los impuntuales también soy consciente de que es un defecto a corregir; pero no admito que sea una acto de desagravio hacia los demás.