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domingo, octubre 12, 2014

Memory

Intentaba reservar por teléfono en el 'Top of the Standard', un bar-restaurante neoyorquino con espléndidas vistas al downtown de Manhattan que teníamos ganas de visitar al relacionarlo (acertadamente) con la escena de Shame, la célebre película de Steve McQueen, en la que Carey Mulligan canta New York, New York acompañada del piano.

Al otro lado de la línea me atendía un señor amable, que escuchó mis disculpas por mi pobre inglés, al que solicité una mesa para esa misma noche de domingo. Había sitio y sólo nos apuraba en la hora de llegada para adaptarnos al horario de la cocina.

Todo iba bien hasta que empezó a solicitarme o explicarme algo acerca de un código nosequé: 'code'. Imaginé que sería una contraseña para confirmar o bloquear la reserva, así que agucé mis oídos para entenderle. Me repetía frases una y otra vez que yo no comprendía; el bloqueado era yo, no la reserva, así que decidí poner toda mi atención en anotar las letras que me iba diciendo con toda su paciencia... La t, la r, la a, la j... ¿traje? Y le pregunté en español: ¿traje?

Yes, sir.

Tuvo el detalle de buscarme la palabra en español. Entonces comprendí lo del 'code'. Era el código de vestimenta. El 'dress code'. Había que ir con traje y zapatos no deportivos.

No sé qué es lo que me falla a mí con el inglés, si la inteligencia o la memoria. Llevo no sé cuántas clases, intercambios, cursos a distancia, métodos on-line, novelas originales, artículos del NYT... y sigo quedándome paralizado al escuchar a un recepcionista, una camarera o el vigilante de un museo hablarme de sopetón. Me vuelvo rígido y todos mis conocimientos se diluyen como azucarillo para volver justo un rato después, cuando ya no tiene arreglo y empiezo a entender qué me quiso decir y cómo pude interpretarlo...

Mi esperanza es saber que un día llegué a aprender francés, aunque tuviese que pasar tres años viviendo en París para que mis perezosas neuronas se hiciesen a otros 'códigos'.

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