En los extremos nunca está la Verdad.
Fundamentalmente porque la Verdad absoluta no existe, sino criterios, certezas y verdades que dependen de la persona, las circunstancias o las sociedades.
Decir que la vida no tiene ningún sentido porque siempre desemboca en la muerte es una frase que tiene bases lógicas para ser cierta, pero está alejada de la Verdad desde el momento en que la inmensa mayoría de la población encuentra ilusiones, incluso coherencia, en el hecho de vivir.
Sentenciar que el hombre es un lobo para el hombre puede resultar incluso plausible en determinados momentos, ante grandes desengaños personales o colectivos, pero no es menos cierto que hay momentos espectaculares en que uno se reconcilia con el ser humano y vuelve a creer en él.
Apoyar opciones políticas extremas puede llegar a ser entendible para personas desubicadas, apaleadas por la vida o insolentes con el mundo, pero una sociedad no se puede dirigir desde la radicalidad de posturas dogmáticas.
Madurar en la inteligencia es bucear en la duda, porque la vida real es inconstante, maleable, desazonadora y arrebatadora.
Nadie nunca tiene toda la razón, no hay opciones impecablemente congruentes, todas las sensaciones tienen su base lógica, cada persona tiene motivos para errar y entenderlo es un paso, quizás, hacia la verdadera felicidad.
Porque no hay felicidades verdaderas que se sostengan en el tiempo, pero bien es verdad que ser feliz es posible.
Y tanto.
Fundamentalmente porque la Verdad absoluta no existe, sino criterios, certezas y verdades que dependen de la persona, las circunstancias o las sociedades.
Decir que la vida no tiene ningún sentido porque siempre desemboca en la muerte es una frase que tiene bases lógicas para ser cierta, pero está alejada de la Verdad desde el momento en que la inmensa mayoría de la población encuentra ilusiones, incluso coherencia, en el hecho de vivir.
Sentenciar que el hombre es un lobo para el hombre puede resultar incluso plausible en determinados momentos, ante grandes desengaños personales o colectivos, pero no es menos cierto que hay momentos espectaculares en que uno se reconcilia con el ser humano y vuelve a creer en él.
Apoyar opciones políticas extremas puede llegar a ser entendible para personas desubicadas, apaleadas por la vida o insolentes con el mundo, pero una sociedad no se puede dirigir desde la radicalidad de posturas dogmáticas.
Madurar en la inteligencia es bucear en la duda, porque la vida real es inconstante, maleable, desazonadora y arrebatadora.
Nadie nunca tiene toda la razón, no hay opciones impecablemente congruentes, todas las sensaciones tienen su base lógica, cada persona tiene motivos para errar y entenderlo es un paso, quizás, hacia la verdadera felicidad.
Porque no hay felicidades verdaderas que se sostengan en el tiempo, pero bien es verdad que ser feliz es posible.
Y tanto.
3 comentarios:
Me gustaría preguntarte, ¿qué es para ti la felicidad?
Manuel
La felicidad, para mí, es sentir el presente de pleno sin los condicionantes del qué fui ni adónde voy
Pero es una verdad particular mía de mediados de febrero del 2013 tras una cena romántica
Un saludo a Manuel
Gracias Salvador. Para mi la felicidad no consiste en una única cosa. Es más una miríada de pequeñas cosas que nos hacen vivir plenamente sin ataduras, sin cortaduras, en plena libertad física y espiritual. Asiento contigo en que básicamente es VIVIR el presente sin condicionantes de algún tipo. Podemos ser felices al entablar una conversación inteligente, leer un buen libro, realizar el viaje esperado, tomar un buen vino....La felicidad es encontrar sentido a la vida. Comprender que el tiempo humano es breve, que la muerte es inevitable y que en cierto sentido somo individualidades pertenecientes a un todo que es el Cosmos.
(Al fin al cabo somos polvo estelar)
un saludo, Manuel
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