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salvador-navarro.com

sábado, mayo 28, 2011

Progreso

Viendo el mapa del mundo y analizando la historia del hombre, hay una relación no casual entre mal clima y civilización.

En trópicos donde la media es de 25 grados todo el año y uno puede ir descalzo por playas de arena en pleno invierno, es más difícil crear necesidades de inventar.

Las creaciones humanas son producto de necesidades básicas, pero también de confort y ocio.

Vivir en Bruselas o Estocolmo sería durísimo si se hiciese a la intemperie. Hay que recluirse al calor de casas confortables que, por serlo, parapetan a las personas del contacto social y la alegría de vivir de quien a esa misma hora en que ellos leen una novela pueden estar charlando bajo las estrellas con los amigos de siempre.

¿Cómo potenciar la educación o la investigación en la República Dominicana o Tahití?

Mostrarles la riqueza que supone el saber.

¿Qué hacen un gran porcentaje de alemanes cuando toman su merecida jubilación?

Buscar esas playas que le permitan, ya con achaques y la piel arrugada como una pasa, vivir la vida que otros viven por siempre mientras ellos corrían bajo la nieve de casa a la universidad y de ésta al trabajo.

¿Qué mundo queremos?, ¿cómo equilibrarlo y hacerlo más justo?

Es tentador nacer en una sociedad con tantas preguntas sin respuestas.

viernes, mayo 27, 2011

Elitista

Un compañero del trabajo al que aprecio sinceramente, y por tanto aprecio sus comentarios, me comentó el otro día que mi blog estaba desviándose hacia un tono elitista. Por mi insistencia en hablar de la gente interesante frente a la simple, por la importancia que doy a la cultura y la educación y, seguro, por algún comentario desafortunado entre tantas palabras escritas.


Cuando alguien te dice algo así, alguna razón lleva.


Sí, quizás sea elitista, aunque me duela reconocerlo.


Es cierto que tengo capacidad, como todo ser humano, de elegir mis compañías. Nadie busca la infelicidad a sabiendas, por lo que todos nos dirigimos hacia el terreno vital en que sentirnos más cómodos. A mí la vida se me ofrece como algo tan rotundo que no quiero desperdiciar una ocasión de avanzar, y considero que sólo avanzo cuando aprendo, y aprendo rodeándome de gente que me aporte.


Me gusta escuchar a quien tiene mensajes que transmitir y valoro las críticas cuando están expresadas con corazón.

miércoles, mayo 25, 2011

El Fugas

No sé de cuántas maneras me han llamado ya, pero esta pasada feria me han bautizado como El Fugas.

Será la edad, pero es cierto que soy, siempre, el primero en irme a casa cuando de salir por la noche se trata. Llega un momento concreto, tras la cena y mientras tomamos alguna copa, en que la felicidad para mí es irme a dormir.

Desde que viví en Francia tomé una afición especial a las cenas largas, en las que se charla de todo, tienes las orejas abiertas a que te cuenten y disfrutas de un buen vino. No hay cosa que me guste más que cenar pausadamente con mi pareja, con los amigos o la familia.

La afición española al cubateo nocturno, sin embargo, se me hace cansina. Cuando tengo el gintónic en la mano y veo que se lanzan a por la siguiente ronda, mi cuerpo no se deja seducir por el alcohol sino que me pide descanso. Un viejo, vaya.

Disfruto tanto con las mañanas de los fines de semana que me da pereza sólo el pensar en desperdiciarla por una mala resaca.

La gente que me quiere me va conociendo y sabe, eso espero, que cuando digo me voy no estoy diciendo subliminalmente que no esté feliz con ellos, sino que mis tiempos son diferentes.

Soy tan afortunado de tener a mi alrededor a gente que me quiere tanto, que necesito explicarles esto, que El Fugas se vaya a dormir no implica que El Fugas no se divierta.

lunes, mayo 23, 2011

Plásticos

La avaricia del hombre, omnipresente, se manifiesta mucho más rotunda cuando las cosas se le facilitan: siendo anónima y colectiva.

Me gustaría tener la capacidad intelectual para ver claro hasta qué punto somos marionetas.

Una cultura extendida en España nos ha educado a comprar nuestra vivienda. Parece que vivir de alquiler es tirar el dinero, y yo soy el primero que ha caído en esas redes envenenadoras.

El producto de todo esto ha sido por un lado tenernos lastrados con hipotecas que se comen un porcentaje enorme de nuestro sueldo, que puede llegar a ser escandaloso cuando los jefes monetarios suben los tipos de interés, y por otro lado un país que ha vivido ensimismado en unos crecimientos enormes a costa de ver cómo el oficio más soñado por los adolescentes era ser albañil o fontanero. Se llevaban los billetes calentitos a casa y estudiar se convertía en un sacrificio de torpes.

Desde fuera se nos veía como un pequeño país de nuevos ricos que iban directos al desolladero. Mientras todo era Jauja, esos anónimos invisibles acaparadores ponían su dinero aquí para alimentar más a la bestia. Más visas, más préstamos, más inversión en deuda española, que se crean estos pobrecitos que son algo mientras, como los albañiles de entonces pero no tan ingenuos, se llevaban con avaricia el maná que brotaba de nuestra tierra infestada de apartamentos en las costas y de inmigrantes latinos recogiendo la mierda que nosotros, con aires de grandeza, nos negábamos a recoger.

Ahora esa mano negra a la que llaman 'los mercados' se ha cansado de jugar en este tablero de monopoly llamado España. Ya nos han dejado secos y buscan sangre fresca. Y se ríen diciendo, ¡que trabajen más horas! o no te compro deuda, ¡que se jubilen más tarde! o no te presto dinero, ¡que ganen menos! para nosotros ganar más.

'Los mercados', ese anónimo (y muy humano, no son maquinitas) y colectivo depredador, va buscando dónde especular más.

Cuando llega una catástrofe de la naturaleza es cuando más disfrutan 'los mercados', entonces observan el panorama y cuenta los muertos para así, olfateando, decidir invertir en empresas especializadas en bolsas de plástico en las que envolver los cadáveres.

viernes, mayo 20, 2011

Votar

Siempre me ha podido el exceso de responsabilidad, incluso para las acciones colectivas.
Estamos presenciando estos días con atención el movimiento ciudadano de indignación que recorre las ciudades españolas. Se echaba de menos en nuestro país un espíritu más combativo ante las inquietudes sociales que nos acechan. Mi miedo, respecto a esta iniciativa ciudadana, es que acabe derivando en un impulso anárquico hacia imposibles.
Sería, en cambio, un triunfo el hecho de que este malestar general se tradujese en propuestas concretas, realizables; conseguir dar un salto de higiene colectiva en que España salga de su adormecimiento y tome medidas concretas que la canalicen hacia una sociedad más sana.
Concreto sería que se impidiese, por ley, que imputados en juicios por corrupción o financiación irregular se pudiesen presentar a las elecciones.
O que el voto fuese proporcional. No es normal que partidos con 2 millones de electores tengan 2 diputados y otros con apenas medio millón puedan llegar a los 8.
O que se introdujese un impuesto a las grandes fortunas proporcional al que pagamos los asalariados.
O que se limitase, por ley, el salario máximo. No es normal que el Banco de Santander niegue créditos de veinte mil euros a un negocio y su Presidente cobre primas de cinco millones de euros.
O que toda transacción especulativa se fiscalice. Es cuestión de definir las reglas.
Necesitamos unos Servicios Públicos de Empleo eficaces, profesionalizados, que consigan organizar con precisión las potencialidades de una masa social en paro más preparada que nunca en nuestra historia de todos los tiempos.
Hay que conseguir redefinir por consenso una sistema educativo impecable, en que los alumnos no sean meros oyentes sino que se les forme en base a proyectos colectivos en que tengan que construir, argumentar, planificar, comparar. Que se les enseñe desde pequeños a razonar y no a memorizar.
Sería un éxito que este movimiento ciudadano nos llevara a plantearnos qué cosas concretas tenemos que cambiar para ser una sociedad más justa.
Pero el domingo hay que votar. No hay que dejar de votar porque éste es, hasta que no lo consigamos cambiar, el sistema más sano, el que nos hemos dado los españoles en estos treinta años de democracia que han sido, sin duda, los años de mayor progreso de la historia de siempre de nuestro país.

martes, mayo 17, 2011

Lille

A determinados sitios no llega uno si no es con algún argumento específico.

Mi relación con Lille no sería tal si no trabajase en Renault, donde no trabajaría si no hubiese decidido estudiar Ingeniería ni leyese el País, y seguramente no habría elegido Ingeniería si no lo hubiesen hecho mis amigos de bachillerato.

Lille es fría y elegante. La gente del norte de Francia es simpática a pesar de los elementos.

No conozco días soleados en esta ciudad en la que ayer disfruté de una cena a solas con vino de Burdeos.

Nunca estuve acompañado en Lille.

Es un punto la soledad. Ver desde un cristal de un restaurante la gente pasar. Sentirte invisible. No tener que hablar más que contigo mismo.

A la gente le asusta la soledad.

La soledad es bonita en Lille porque la gente te sonríe cuando te ven beber vino y escribir, a solas, en una servilleta.

La gente de Lille no es parisina.

El teatro de la ópera es espectacular, todo en piedra, pero más lo es el antiguo palacio de la Bolsa.

Lille es como La Coruña. La visitas en medio día pero, al igual que La Coruña, es una ciudad agradable para vivir, manejable, triste y lluviosa.

Por Lille luchó el Rey Sol durante años.

La gente en Lille es mayoritariamente rubia.

Lille ha sido invadida varias veces, por pueblos distintos, y ese fulanismo la hace coqueta.

No me gustan las ciudades que presumen de ser vírgenes.

Me gusta estar en sitios donde no soy nadie.

Si es que soy alguien en algún sitio.

Lille se pronuncia 'Lil'.

sábado, mayo 14, 2011

5 euros

Con el coche echando humo, mi hermana Raquel llegó a duras penas a subir el túnel de Arjona para estacionarlo, como pudo, en un carril de la calle Torneo. Me llamó para que le echase un cable mientras salía corriendo a recoger a Iván al cole a la salida de clase.

Problemas de correas de distribución. Un dineral.

Mientras esperábamos a la grúa le propuse al enano ir a tomar algo al McDonald’s y él, entusiasmado, saltó gritando que sí.

Raquel le dio 5 euros que, inmediatamente, él me dio a mí. En el centro comercial saqué 50 euros de un cajero, con ayuda de Iván, por si las moscas.

Sus nuggets, el zumo de naranja y dos cervezas, para Raquel y para mí, fueron 8 euros en total. Pagué con los 50 euros.

Volvimos a la plaza de Armas y, con un ataque de alergia de impresión, nos tomamos las cervezas e Iván los nuggets mientras esperábamos.

Cuando ya la grúa había montado el coche, acercándolos a su casa, mi sobrino me preguntó, con toda la inocencia de sus ocho años, aprovechando que Raquel hablaba por teléfono y poniendo en práctica el notable que acaba de sacar en matemáticas:

`¿Con qué billete has pagado en el McDonald’s?

‘Con el de 50’, contesté.

‘Entonces devuélvele los 5 euros a mi madre’.

‘¿Quién se ha comido los nuggets?’

‘Yo’

‘Pues entonces me quedo yo con los 5 euros’

El se quedó mosqueado con el razonamiento y, cuando Raquel colgó, le expliqué su teoría. Los dos nos moríamos de risa pero él seguía con la cara de mosqueo.

Con un platazo de lentejas por delante decidí darle de nuevo el billete.

Raquel me escribió más tarde un mensaje. Iván lo iba a utilizar para una excursión con el cole.

lunes, mayo 09, 2011

Aprensión

A pesar de que vivimos en el período más seguro a nivel médico en el mundo occidental, es tanta la información recibida y la fragilidad psicológica de nuestras defensas que, irremediablemente para una gran parte de la población, uno de los grandes males de nuestro tiempo es la aprensión.

Escuchamos de tal vecino que le han extraído un trozo del intestino para hacerle una biopsia, que tal artista tiene una degeneración osea, que cierto político padece alzheimer, que nuestro primo tiene una cardiopatía con veinte años... que nos volvemos seres asustados ante lo que nos pueda llegar.

Yo mismo he sido especialista en padecer los mismos síntomas que la última enfermedad que me haya impactado. Encuentro ganglios, moratones o crujidos de huesos donde no hay más que obsesión por pensar que soy el siguiente en caer. Sobre todo recuerdo esa época negra en mi adolescencia y juventud, pero aún hoy tiendo a magnificar cualquier dolor en el costado.

Cuando las personas eran pasto de una medicina primitiva, invasiva y experimental seguro que ese abismo hacia el dolor no era tan profundo como lo es ahora. El no conocer penurias, epidemias o hambrunas nos hace ser más indefensos ante la fragilidad innata al cuerpo humano.

Y es complejo el cerebro para hacerse entender con razonamientos estadísticos o científicos cuando éste se ha emperrado en traducir esa dificultad para tragar en un tumor en la laringe. Un poco como el temor a volar. Ya te pueden explicar con argumentos bien construidos que es más fácil que te toque el gordo de lotería que, cuando una turbulencia te sube el estómago a la garganta, comienzas a gritarte por dentro que por qué a ti.

Si pensáramos que el final llegará cuando llegue y dedicásemos, los hipocondríacos, menos tiempo a inventar enfermedades, seguro que seríamos menos propensos a padecerlas y, sobre todo, a perder un tiempo más aprovechable en disfrutar de un cuerpo que, a día de hoy, está como un rey.

viernes, mayo 06, 2011

Dilema

Cuando ayer noche llegué a casa sabía que me iba a enfrentar a una noticia con la que, ocurriese lo que ocurriese, me iba a sentir confuso.

Anoche el Tribunal Constitucional avaló las listas electorales de Bildu, el complejo independentista de la izquierda vasca.

Una de las personas a quien más aprecio, por su generosidad y afecto, es un vasco claramente independentista al que la palabra España le repele y con quien nunca estaré de acuerdo en cuestiones políticas, pero al que respeto profundamente.

Es de todo punto ilógico que no todas las opciones políticas democráticas puedan ser votadas en nuestro país, incluidas aquéllas que reniegan del propio país y su derecho a existir como tal. No hay nada más sano que permitir a cada persona decir cómo quiere que su sociedad esté organizada y cuál es su territorio.

Mi gran dilema viene por el hecho de encontrar en esas candidaturas rostros como el de la alcaldesa de Hernani, que jaleó a los etarras que mataron en Barajas a dos ecuatorianos.

Es demasiado el tiempo que se llevan riendo de nuestros muertos y aplaudiendo salvajadas como para creer su conversión en demócratas sin pistolas.

En Aralar veo una opción limpia de vía independentista, un sentimiento compartido por un porcentaje considerable de la población vasca.

Con esta validación del Constitucional oiremos exabruptos contra nuestro país venidos de los candidatos de Bildu, pero ahí debe estar la grandeza de nuestra democracia, en dejar que quienes no quieren pertenecer a nuestra sociedad y entiendan que su futuro está tras otras fronteras, también tengan derecho a decidirlo.


miércoles, mayo 04, 2011

Elisa

De diecinueve años, francesa y familia de nuestro amigo Txema, Elisa dijo sí a la primera cuando su tío le propuso venir a la Feria de Sevilla de este año. Estábamos en París en pleno invierno y era la primera vez que se encontraba con él.

Diciendo entender más español del que entiende pronto comprendió, nada más aterrizar el domingo, que estaba entrando en una ciudad compleja.

Charlar, beber, reír, comer y tocar palmas en un círculo infinito es difícil de entender hasta para un nativo de estas tierras si no fuese porque nos han educado, desde pequeños, a disfrutar del colorido de una semana festiva en una ciudad artificial.

Cuando lo ves desde otros ojos, de otra generación y otro país, comprendes la extrañeza e incluso el bloqueo que puede provocarse.

La mañana del martes llamó a su madre y no paró de llorar. Querría irse seguramente a París en el primer avión de vuelta.

Estuvimos todo el día pendiente de ella. Durante la comida trataba de explicarle en francés las claves de esta fiesta que empezó como agrícola y ganadera y terminó siendo lo que es hoy, un puro canto al placer de vivir en esta vida tan dura a veces. A todo respondía con monosílabos.

La tarde se fue completando con amigos que cruzábamos, casetas a las que nos invitaban, conocidos a los que sueles ver sólo en Feria. Le presenté a mi amigo Manuel, el director de cine. Éste venía con Nicole, una pintora neoyorquina recién venida a Sevilla para instalarse. Se nos unieron periodistas en la caseta de la cadena Ser, llegó Carmen, la chica que interpretará a Gloria en la película, luego mi amigo Santi, que nos presentó a sus padres, luego aparecieron unos americanos que conocimos días antes. Pasamos de los rebujitos al jamón y del jamón a las tortillas. Tuve conversaciones trascendentes, las que se tienen cuando el alcohol te suelta la lengua y dices cosas que tal vez no debieras. Bailé, bromeé con Badi, nuestra querida amiga marroquí y con Félix, un colega escritor que nos invitó a cenar la semana próxima. Esperamos a que a Ángeles Verano le hicieran un reportaje en televisión, nos acercamos a la caseta de mi amigo David, donde pude hablar del Betis con un vigués con veinte años de carnet del Celta, o con su amigo Toño, riojano criador de vinos.

Cuando habían pasado quince o veinte horas de sus llantos adolescentes, Elisa estaba bailando, o intentándolo, unas rumbitas con Badi.

lunes, mayo 02, 2011

Carcas

Sí, tiene una connotación peyorativa su simple pronunciación: Carca.

Para entender a estas personas que están contra el mundo, intento ponerme en su interior. Y lo que veo son miedos y complejos.

Van despotricando contra todo lo que implique progreso porque les asusta pensar en otras vidas posibles.

Tratan de retener al máximo las rutinas de siempre, por muy infelices que les hagan, porque reteniendo lo anterior vivirán en un mundo donde el azar, deben pensar, tome menos fuerza y, por ende, estarán a salvo de agresiones a su esfera de cristal.

La merienda a las seis, la vajilla para los domingos y la ciudad de siempre. No quieren obras que destruyan, porque todo lo que sea cambio es destrucción. Si peatonalizan una calle con tráfico rodado es un crimen, porque ellos siempre han circulado por ahí con el coche, si se aprueban leyes sociales, a favor de minorías marginadas desde siempre, están impulsadas por el demonio.

Y son seres acomplejados, que luchan contra la alegría de la gente que sí sabe entender la vida como imperfecta, que tratan de cambiar las cosas, desmitificarlas, adaptarse y no dogmatizar. Porque nada en esta vida es para siempre, ni hay barreras ante las que nos tengamos que parar.

El carca sufre desde su atalaya, acobardado por un mundo cambiante, y despotrica, blasfema y se revuelve en sí mismo. Compra la prensa que le da la razón, se asoman a las pantallas de televisiones cómplices, donde van cociendo políticos en la gran hoguera de la purificación, donde también meten a mujeres valerosas, a ser posible divorciadas y felices, homosexuales bienpensantes o escritores irreverentes.

Desde su púlpito se asoman, santiguándose, a las vallas de las obras de las ciudades para decir: Estos infieles nos destrozan nuestro pasado.

domingo, mayo 01, 2011

Sábato

Afortunadamente aprendí a no encender la tele como hábito hace mucho tiempo.

Parecía que fuese inconcebible no hacer ese gesto al entrar en casa. Tomar el mando y conectar la televisión, como si el silencio de la casa asustase y ese sonido tranquilizase nuestras rutinas acompañándonos en nuestra intimidad.

Es de una purificación enorme tener la televisión como un objeto más, no necesario sino elegible entre otras muchas opciones. Saber entender el hogar como un espacio sin ruidos ni sonidos innecesarios.

El otro día, haciendo tiempo para ir al baño, encendí la tele. Aparecía un programa de aparente debate entre ‘corraleros’ que se gritaban acerca de no sé qué novio de no se qué famosa. Decían tales barbaridades que me quedé absorto, abducido. Cuernos, operaciones de estética, hijos repudiados y exclusivas de revistas del corazón.

Cuando la ducha quedó libre mi pareja se acercó, me quitó el mando a distancia, apagó la tele y me dijo:

‘Venga, vete a la ducha’.

Con mucha agua caliente, casi hirviendo, me planteaba hasta qué punto hay gente vulnerable a que trafiquen con sus más bajos instintos.

Anoche murió Ernesto Sábato y yo me pregunto ¿qué porcentaje de la población española conoce la trayectoria de este hombre íntegro?